miércoles, 17 de marzo de 2010

sin resistencia

Arrastras mi cuerpo a un infierno particular, haciendo jirones mis expectativas de mantener la cordura, llevando mi apetito al descontrol total, inicias la tortura emitiendo destellos de locura, acabas y vuelves a comenzar con un toque de malicia en tu mirar.



Mientras yo me torno pasiva y hasta un poco sumisa, abres la puerta escondida de la pasión desmedida y me entregas de tus manos el frenesí en ti encarnado, yo no logro contenerme y me enfrasco en la lucha de deseo descontrolado.





Entre jadeos y un atolondrado sentir, te quedas agotado y me arrastras contigo a tu macilento, me vuelves a mirar entre descansos y comienzas otra vez con tus dedos mi tortura. Me encadenas a una secuencia ininterrumpida de placer, y yo débil vahada pido clemencia, pero tu erguido viril no das cuenta de mi rendición.



Haces lo que quieras conmigo y no logro resistirme al tornado arrasador de sensaciones que se acumulan bajo mi vientre, vivo atesorando momentos imaginarios a cada mirada que cruzamos…



Eres cerbero en la entrada de mi cuerpo, entras convirtiendo en impetuoso tu comportamiento, tu perpetras pecado y lo conviertes en poesía placentera dejando tatuado en mi piel huellas de tu hambre pasional.



Y yo no reclamo, solo me rindo a las inexorables sensaciones que corrompen mis pensamientos, cierro los ojos mientras tú tocas melodías de Orfeo en las cuerdas de mi cuerpo y vas envenenando lentamente todos mis sentidos hasta que yo nuevamente caigo ante ti.

jueves, 11 de marzo de 2010

ven

Entra sigilosamente a mi cama y crea estrellas en mi piel con tus caricias, cuélate lentamente bajo mis sabanas y aprisiona cada Rincón de mi ser.
Ven besa lánguidamente mis labios y róbate mi aliento, saborea el dulce almíbar que germina del deseo ,introduce tus manos suavemente bajo mi bata de seda y tortura con tus dedos los pliegues de mi cuerpo ,asalta mis sentidos y desencadena el placer en mi .
Ven que sobre mi cuello tus labios se descubren terciopelo, róbame la respiración derrite mis defensas bajo los inquisidores sonidos de placer.
Vamos desprende de mi súbitamente la agónica sensación del fuego quemándome por dentro, hazme temblar de placer, mírame que entenderé la sigilosa petición de calmar tu sed.
Ven rompamos el silencio de mi cama y detengamos el tiempo con menos de una mirada, siente tuyo mi cuerpo en el más básico de los sentidos.
Llévame al borde de la tempestad y enfrasquemos nuestros cuerpos en  una particular conversación de deseo inconfesable.
Ven hábleme con la mirada, tócame con palabras, húrgame con tus labios y escucha el sonido de mi piel susurrarte al oído palabras de placer inicuo…sss y no digas nada

jueves, 4 de marzo de 2010

mientras caminaba...




Anoche caminando por una oscura y estrecha callejuela afloro en mí una ramera, caminaba lánguidamente y te vi. Nuestras miradas chocaron como dos rayos en una  tormenta, no hubo que pronunciar palabras pues nuestras miradas se habían dicho todo.

Inmediatamente camine tras de ti ,augurando un momento de placer en mi predecible vida …te paraste en aquel rincón oscuro que hasta hoy  llevaba un nombre ,tomaste mis manos calidas entre la aspereza de las tuyas ,mire tu cara masculina con una insipiente barba que denotaba rebeldía.

Besaste mi boca con fiereza  y yo me deleitaba probando el sabor amargo de la pasión, en unos labios que deberían de estar prohibidos, bajaste  a mi cuello y lentamente sentí el deseo recorrer mi centro.

Tomaste mi cuerpo y te hiciste su dueño por un momento, arañaste  mi piel, pero descuida que no pense en eso, hallaste mi cuerpo sensible a tu tacto susurraste sonidos de deleite en mis oídos  y con la naturalidad de un experto  tomaste mi cuerpo y me pusiste a la altura de tu cintura, mientras yo ávida de placer enroscaba a tu alrededor mis piernas sellando el cinturón de la pasión.


Entre delirios y pensamientos sin sentidos conocimos el final del arcoiris llamado éxtasis, mi cuerpo aun temblaba cuando mis pies tocaron el suelo arreglaste mi blusa y bajaste mi falda, pasaste tus manos lentamente por mi pelo y me besaste de nuevo, dijiste adiós sin pronunciar palabras y yo entendí…


Ahora vago todas las noches a la misma hora por la misma calle sin siquiera saber tu nombre…