miércoles, 17 de marzo de 2010

sin resistencia

Arrastras mi cuerpo a un infierno particular, haciendo jirones mis expectativas de mantener la cordura, llevando mi apetito al descontrol total, inicias la tortura emitiendo destellos de locura, acabas y vuelves a comenzar con un toque de malicia en tu mirar.



Mientras yo me torno pasiva y hasta un poco sumisa, abres la puerta escondida de la pasión desmedida y me entregas de tus manos el frenesí en ti encarnado, yo no logro contenerme y me enfrasco en la lucha de deseo descontrolado.





Entre jadeos y un atolondrado sentir, te quedas agotado y me arrastras contigo a tu macilento, me vuelves a mirar entre descansos y comienzas otra vez con tus dedos mi tortura. Me encadenas a una secuencia ininterrumpida de placer, y yo débil vahada pido clemencia, pero tu erguido viril no das cuenta de mi rendición.



Haces lo que quieras conmigo y no logro resistirme al tornado arrasador de sensaciones que se acumulan bajo mi vientre, vivo atesorando momentos imaginarios a cada mirada que cruzamos…



Eres cerbero en la entrada de mi cuerpo, entras convirtiendo en impetuoso tu comportamiento, tu perpetras pecado y lo conviertes en poesía placentera dejando tatuado en mi piel huellas de tu hambre pasional.



Y yo no reclamo, solo me rindo a las inexorables sensaciones que corrompen mis pensamientos, cierro los ojos mientras tú tocas melodías de Orfeo en las cuerdas de mi cuerpo y vas envenenando lentamente todos mis sentidos hasta que yo nuevamente caigo ante ti.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tampoco me resistiría a tan amante apasionado...

Precioso, Mabel, como siempre nos tienes acostumbrados.

Un abrazo

tonymoca dijo...

Me gusta eso de la malicia, excelente entrada, me he quedado con ganas de volverme malo, muy malo.

Saludos.

Alma Mateos Taborda dijo...

Me ha encantado descubrir este blog. Muy bello todo y este post maravilloso, sensua, atrevido e intenso. Excelente! Felicitaciones! Un abrazo.

ELWIMG dijo...

Deseos que envenenan la piel, pasiones que te hacen morir para luego darte vida en la más ferviente de las caricias, así es el amor de caprichoso…
Hermoso texto…

Un beso