Entre susurros inaudibles y generosos besos nos cayó la noche, entre sueño de deseos y desencadenada locura nos llego la claridad de la alborada, entre suplicas errantes y miradas suplicantes se mezclaron nuestro cuerpos como trinitarias en el helecho y así nos fundimos, como fuego con el hierro como hoguera en el desierto.
Mi cuerpo exigían con ímpetu que se acortara la distancia entro los dos, te liaste entre mi pelo, mientras todo entorno a mí se estremecía por La forma en que mis muslos viajeros se enroscan en tu cintura. Fundidos en el placer todo se nublo, soy la llama de tu aliento y tus besos son mi cielo, allí sobre el lecho te pierdes por todo mi cuerpo, Mis senos se erguían dolorosos bajo tus manos reclamando la atención de tu cálida boca.
Entrelace los dedos en tu pelo, mientras que el pulso latía en tu garganta, nuestros labios se encontraron entre la furia y el deseo de sabor embriagador, fui alfarera sobre tu cuerpo, fui mujer en aquel lecho, nos enajenamos de pura necesidad, necesidad de tenerte dentro de mi cuerpo de sentir todo tu peso.
Mis manos locas acariciaban tu torso desnudo, mi boca húmeda se situó sobre tu punto interludio, gemidos de placer se escuchaban en ese refugio, llegamos juntos al profundo mar oscuro del éxtasis, para luego caer rendidos ante Morfeo para que luego la misma eos se posara sobre nuestro lecho y volviera todo a comenzar de nuevo.
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